Han pasado casi 11 años desde que American McGee, un diseñador de id Software con un talento arrollador, dibujase en su mente una versión retorcida sobre un cuento para niños ya de por sí retorcido.
Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas, de Lewis Carroll, fue una de las adaptaciones de Disney más polémica. Metáforas, significados ocultos y un coqueteo con la locura que McGee y su estudio Rogue Entertainment supo explotar en American McGee’s Alice, un juego que salió para PC en el año 2000 y encandiló a jugadores en todo el mundo. Su ubicación, años después de la película original y su secuela, “A través del espejo y lo que Alicia encontró allí”, ofrecía a una Alicia trastornada, obsesionada, un tormento que se reflejaba en un mundo que poco tenía ya de maravilloso.
Su apartado artístico oscuro y caótico y su cuidada mezcla de plataformas y combate repite con una secuela distribuida por Electronic Arts y desarrollada esta vez por el equipo actual de McGee, Spicy Horse.
El arte de Alice Madness Returns es para enmarcar
Tim Burton ya intentó ofrecer su visión y su estilo en una adaptación sin demasiado éxito. ¿Conseguirán recuperar esta vez a la mejor Alice? ¿Volverán a sucumbir ante un reto tan grande como superar a su glorioso predecesor? Parece que a la pobre Alicia le persigue la tragedia, aunque puede que sus hábiles saltos consigan esquivarla.
Una década ha transcurrido desde que Alice visitara el mundo de pesadilla de McGee, los mismos años que han pasado en la vida real desde que la disfrutáramos en PC y aunque nos pareció dejarla con la cabeza más o menos amueblada el tiempo no la ha tratado bien.
La culpa por la muerte de sus padres en aquel incendio sigue atormentando la inquieta mente de Alicia, los lazos que la aferran a la cordura se deshacen por momentos, llevándola a confundir realidad con ficción en una Londres victoria fría y lúgubre.
Alicia podrá jugar con su tamaño… ¿qué decíais pequeñines?
Las pesadillas, cada vez más sangrientas, sumadas al escaso resultado de sus visitas al psicólogo empujan a la joven a volver al País de las Maravillas. Y no será un viaje de placer.
Alice Madness Returns se apoya en un gran trabajo artístico para ofrecer una historia enrevesada, sin demasiada profundidad aunque con la personalidad suficiente como para mantener al jugador interesado hasta el final. El misterio por averiguar qué pasó realmente en el incendio que mató a sus padres y sobre todo el trato que hace el estudio al problema de la locura, a la lucha por mantenerse cuerdo mientras la sociedad te da la espalda y no existen más apoyos que un gato parlanchín o un sombrero que además no atraviesa tampoco su mejor momento.
Porque por supuesto no faltarán los personajes clásicos del País de las Maravillas. El gato de Cheshire, el sombrerero, la tortuga, la Duquesa, la liebre de Marzo, la morsa y el carpintero…aunque en unos papeles muy distintos por los que los conocimos en la obra adaptada de Disney.
Los saltos serán un habitual en la aventura
La historia se contará a través de secuencias cinemáticas con un estilo dibujado similar al visto en otros juegos como Dante’s Inferno y cuyo acabado funciona y en ocasiones resulta impactante. Por desgracia, si bien el guión cumple y ofrece algunos giros interesantes, la fuerza del principio se va diluyendo con el paso de las horas, la propia Alicia carece de la personalidad deseada y la duración – de unas aceptables 10-12 horas – llegan a hacerse pesadas por culpa de una jugabilidad repetitiva.
Una lástima, pues un mundo tan cargado de locura daba mucho más de sí.
Para el lector vago que guste de los juegos de plataformas más clásicos – de los de saltar y dirigir el salto y… ohh sí, poder caer y morir – le podemos invitar a dejar de leer este análisis y darle una oportunidad al juego, pues la escasez de títulos del género y el buen funcionamiento que ofrecen lo convierte en una buena opción.
Eso sí, Alice Madness Returns no son solo plataformas, sino una mezcla de saltos y combate con todo tipo de criaturas extrafalarias, desde soldados de la reina de corazones, hornos con cara de muñeca o teteras con mala leche y conjuntivitis.
Combates excéntricos… ¿un poco de pimienta, tetera con patas?
Más que su variado y estrambótico diseño, lo mejor de los enemigos es la forma de enfrentarnos a ellos, pues cada grupo propone una forma distinta de acabar con ellos, ya sea esquivando y atacando, obligándonos a usar explosivos, debilitándolos con pimienta… por separado funcionan mejor, las veces que se juntan demasiados en pantalla la lucha se puede volver algo caótica y disparar la dificultad. ¿Es esto un punto negativo en una época en la que abundan los juegos de dificultad irrisoria? Desde luego que no.
Si la cosa se complica y la vida de Alicia pende de un hilo se activará el modo histeria, todo se volverá blanco y negro salvo el rojo sangre y la fuerza y velocidad de la joven se volverán más letales durante unos instantes, muy útil para conseguir mantenerse en pie a la par que impactante en lo visual.
Otro punto a favor viene con nuestras herramientas para acabar con estas criaturas de pesadilla. Olvidaos de pistolas, escopetas recortadas y rifles y saludar al molinillo de pimienta, la espada Vorpal, la lanza con cabeza de hacha, el cañón tetera, el bate-caballo o las bombas conejo, útiles para resolver puzzles. Como decimos el juego no cae en el habitual machaca-botones y obliga a que pensemos en qué tipo de arma para qué tipo de enemigo. Por desgracia ni los combates son profundos ni la mecánica evoluciona, como tampoco lo hacen las originales armas (pueden ser mejoradas recolectando dientes, pero las mejoras no tienen demasiada influencia como para variar la dinámica de los mismos), lo que convierte las contiendas en un entretenimiento que va perdiendo fuelle.
El modo histeria nos ayudará a mantenernos con vida
Otro elemento que no ayuda a que disfrutemos del combate es el movimiento errante de la cámara, capaz de fijar al enemigo “al estilo Zelda” pero no tan fiable como cabría esperar. Alicia es capaz de esquivar ataques e incluso teletransportarse unos metros hacia delante, lo que confunde al enemigo y nos deja una gran oportunidad para atacar por detrás.
El juego pronto peca de repetitivo, un error que desde Spicy Horse han querido tapar incluyendo puzzles, elementos coleccionables – que no tienen la menor repercusión aunque algunos ayudan a conocer mejor la historia de Alicia, como los recuerdos – yminijuegos para dar una mayor variedad, como plataformas en 2D, disparos con scroll lateral, pinball, musicales a lo Guitar Hero e incluso acertijos. No son decisivos para la aventura ni demasiado inspirados, pero se agradecen entre salto y disparo.
También cabe destacar los momentos en los que Alicia cambia de tamaño, ya sea cuando se hace gigante y derriba enemigos como si fueran inofensivos naipes – es que lo son con ese tamaño, claro – o cuando su tamaño encoge y podemos hacerla pasar por sitios estrechos para descubrir secretos o incluso plataformas invisibles que solo veremos en ese estado. Como no podemos saltar siendo pequeñas tendremos que hacernos mayores y saltar a ciegas y no, no es fácil.
Pequeña pero matona
En cuanto a la duración de la aventura como ya comentamos puede estar entre las 10 y las 12 horas de media, pues cada capítulo nos lleva casi dos horas y son seis en total. Al no tener multijugador todo se basa en completar la campaña y recoger todos los objetos coleccionables. Por suerte el título nos permite volver a jugar cualquier capítulo y ofrece recompensas como la posibilidad de desbloquear vestidos para Alicia, uno distinto por nivel.
En definitiva, en Alice Madness Returns nos encontramos con un plataforma clásico no demasiado exigente - el doble salto y el planeo facilitan mucho las cosas – con un sistema de combate poco profundo pero que se ve beneficiado por la originalidad que impregna el País de las Maravillas, sus enemigos, los escenarios, las armas y las situaciones imprevisibles que nos tocará vivir con la “buena” de Alicia. Su diseño artístico, que con el tiempo se torna cada vez más tétrico y retorcido, sirven para paliar un sistema de juego a la larga repetitivo.
Basta con echar un vistazo a las capturas para darse cuenta de que el mundo de Alice es hermoso. Gótico, lúgubre y retorcido, pero hermoso a su manera. El diseño artístico del equipo de McGee es digno de aplauso y el motor Unreal Engine 3 se encarga de trasladar a consola toda esa imaginación para que nos paremos a disfrutarla siempre y cuando los enemigos nos den un momento de respiro.
Paisajes oníricos ante los ojos de Alicia
El no tener la obligación de aplicar coherencia alguna al diseño de niveles ofrece al diseñador un sinfín de posiblidades para crear las plataformas, los secretos y cualquier elemento que se le ocurra en el lugar más disparatado, jugar con las perspectivas… sin embargo el resultado final parece algo desaprovechado para lo que podría haber dado de sí. El diseño de determinados niveles incluso llega a impedir que la jugabilidad se desarrolle con fluidez, y es que elecciones equivocadas en un diseño pueden dar al traste con la experiencia, y a lo largo de la aventura comprobaremos esta máxima en distintos momentos. Cuidado con no perderse.
Como decimos el impacto visual del País de las Maravillas es más que notable y, si bien se mantiene irregular por momentos – con zonas no tan cuidadas como otras, mucho reciclaje - siempre ofrece alguna sorpresa y sus escenarios siempre invitan a ser recorridos hasta el menor recoveco, algo que necesitaremos si queremos conseguir todos los objetos coleccionables.
El motor gráfico empleado es un viejo conocido del jugador, capaz de representar con gran calidad elementos como vegetación o agua y ofreciendo un competente sistema de iluminación, también peca de los errores habituales, como la carga tardía de elementos y su texturizado, además los tiempos de carga en algunos momentos se hacen algo excesivos.
La vegetación destaca en los primeros niveles
Por suerte la acción no sufre ninguna ralentización y es que la optimización del juego se ha trabajado mucho y notaremos su fluidez a cada paso, incluso cuando la pantalla se llene de enemigos. Respecto al modelo de personajes principales y secundarios el trabajo realizado también ha sido muy notorio, quizás Alicia peque de poco expresiva y no le vendrían más algunas animaciones más en ciertos momentos, tal vez el estudio ha querido ofrecerle un aspecto de serena locura. Quien sabe.
Tampoco el juego se libra de algunos bugs y buenas dosis de clipping con el escenario y los enemigos, una muestra de que el trabajo con el título podría haberse pulido algo más con más tiempo y esfuerzo.
Sumado al problema ya citado de la cámara, nos encontramos un apartado técnico notable, con algunos peros aunque con un encanto personal gracias al universo que representa, una pesadilla barroca deliciosamente retorcida y alocada, un mundo que invita a ser recorrido y que se aleja de las habituales ciudades derruídas, de los complejos militares y las estructuras metálicas. En este mundo hay cabida para todo.
Tal vez uno de los puntos más brillantes de este Alice Madness Returns sea el apartado sonoro, apoyado por una banda sonora magnífica muy a tono con el estilo gótico y desquiciante del universo en el que se mueve.
Las melodías serán el perfecto acompañamiento a esta pesadilla barroca
Jason Tai participa en la mayoría de ellos imponiendo violín y piano en unas melodías querecuerdan poderosamente al estilo Tim Burton, ofreciendo un toque melancólico por momentos, retorcido o sereno cuando lo requiere la ocasión y que casa muy bien con el desarrollo de la aventura.
Los efectos de sonido cumplen su cometido y las distintas armas y gritos desgarrados sonarán tan reales que nos sentiremos dentro de la pesadilla de Alicia. Lo que más ayuda a la inmersión es el gran trabajo de doblaje realizado, con voces reconocidas y muy bien adaptadas a cada personaje, un nivel al que nos tienen (bien) acostumbrados desde EA y que vuelven a superar con esta entrega. Tendremos castellano en voces, textos y hasta en los carteles que pueblan el País de las Maravillas, un trabajo encomiable.
Alicia vuelve 10 años más tarde y aunque su retorno no ha resultado un fiasco nos quedamos con la sensación de que todo podría haber dado más de sí. Un colosal trabajo artístico disimula pero no oculta por completo una jugabilidad que con el tiempo se torna repetitiva y la cámara tampoco ayuda a convertir la experiencia en algo gratificante durante toda la campaña.
No me gusta perder ni a las cartas
Momentos brillantes, variedad de minijuegos, un mundo deliciosamente loco y un sistema de plataformas clásico son sus mayores bazas, motivos suficientes para que los que se vean atraídos por su estética se lancen a comprarlo. Una lástima los errores técnicos y la falta de atrevimiento para no aprovechar ese mundo con una mayor variedad jugable no haya situado el impacto del regreso de Alicia a la altura del primer Alice de American McGee, que recordamos viene incluído en HD para disfrutarlo por primera vez en consolas, un título que consigue un mejor equilibrio jugable aunque, como es lógico, se le nota el paso de los años.
Dos grandes juegos por el precio de uno, una aventura diferente que no deja indiferente. Este es el País de las Maravillas, un lugar macabro que abre sus puertas para adentrarnos en él y lleguemos hasta donde la cordura nos permita. A partir de ahí, cualquier cosa puede pasar.
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