Primeras impresiones de otra telenovela argentina que compite con El Elegido y que también se estreno la semana pasada.
Tenemos fama que siempre criticamos las versiones, y si es verdad lo hacemos cuando estas no aportan demasiado y no tienen sentido. Si un día encontramos una versión que nos gusta lo diremos y la elogiaremos.
Por esta misma fórmula no todo lo original nos gusta. Herederos de una venganza es una historia original pero que es el compendio de otras cosas ya vistas y que por el momento no vemos que después de ella haya un antes y un después en el mundo de las telenovelas. Así pués aunque sea original no es sinónimo de buena historia.
La fórmula que utiliza Herederos de una venganza ya es otra que la productora Pol-Ka ha utilizado otras veces, una serie de asesinatos donde le cargan el muerto a otro y este planea su venganza para restaurar su honor y dignidad pero para no hacerlo tan simple la razón por la que aparecen muertos es más bien mística llena de ocultos misterios.
Como bien comentábais cuando enseñamos el promo esta historia ya la hemos visto en Yo soy gitano o Padre Coraje. Es cierto que encontrar algo original en la ficción a esta alturas del partido no es fácil, casi todo está ya contado, lo bonito o diferente es como nos lo cuentan. En Yo soy Gitano apuntábais el tono irónico que había en el guión, en Padre Coraje entre otras cosas destacaría la ambientación de época que le daba un toque de cuento fantástico que nos facilitaba digerir la historia.
En la telenovela que hoy comentamos pues no le veo nada nuevo, es un producto totalmente comercial con una fórmula que seguro funcione pero a mi personalmente me ha dejado fría. La pareja principal tiene gancho más bien porque destila mucho erotismo y eso vende. No sabemos muy bien porqué, pero es así. Luciano Castro si se lo describimos a alguién que no le conoce: un señor con tipo tronquito, un pelo espeso que piensas dios mio ahi debe tener un habitat propio, con barba eterna, seguro que el que recibe este mensaje piensa ¡¡¡¡ Qué cosa !!!
Luego lo ves, y te perturba de tal forma que te olvidas de todo. Lo mismo le pasa a Romina Gaetani. Así pues la pareja engancha por otro lado, y eso que todavía no empezó la carnaza, da igual lo que digan que por lo poco visto el guión es bastante básico y estas orientado al morbo que crean. Entended bien aquí morbo no quiere decir química.
A mí la historia no me ha enganchado ni el morbo de la preja me quita el sueño es más me preocupan otros detalles, en el primer capítulo me pase pensando quien se le había ocurrido ponerle ese vestido de flores horrendo a Romina Gaetani que parecía se le hubiera encogido como Allicia en el país de las maravillas. Que mal lo pase. ¡¡¡¡ Que horror !!!
Los personajes me parecen de plantilla, y muchos de ellos de saldo como el cacique del pueblo, que sin desmerecer al actor que lo interpreta, la pinta que me trae esta metida con calzador con todos mis respetos me recuerda más a un feriante que un cacique de pueblo, sin nada ya que decir del que hace de su hijo que parece un palmero sacado de un conjunto flamenco. Todas estas cosas me descolocan porque ves por un lado detalles cuidados y luego otros detalles que desmerecen la novela bastante.
Ay una cosa que si me ha gustado, y es la pareja secundaria o juvenil de Emilia y Lucas aunque su encuentro sea tan típico y tópico de que ella se bañe en el río. Voy a crear la plataforma en facebook no a las escenas acuáticas en las novelas, me producen salpullido. Pero tienen un aire freso y espontaneo que me ha gustado. Sobre todo él, no le veo unas grandes dotes actorales como para dejarnos sentados en la silla pero si sabe darle un toque al personaje que nos entretiene y que podamos darle una oportunidad a la novela si quereis ver una historia de amor típica de conflicto de clases sociales. Aunque bien pensado todavía es pronto y puede que a media novela uno de los dos desaparezca y se acabó el bróquil.
Tambien comentar que me da lastima el personaje del médico (Kuzniecka), mira le tengo aprecio al actor, pero siempre le toca bailar con la más fea. Que le vamos hacer.
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