![La mala fama de Rebecca Black](http://www.elcorreo.com/vizcaya/prensa/noticias/201107/17/fotos/9192263.jpg)
A la madre de Rebecca Black le salió todo al revés. La muchacha soñaba con triunfar como cantante, así que decidió mostrarle que el camino a la fama es muy duro, exige sacrificios y suele pagar con decepciones. Georgina Márquez, que así se llama esta veterinaria de California, desembolsó 4.000 dólares a cambio de una composición original, la grabación de un disco y el rodaje de un videoclip con calidad profesional. «En cierto modo, quería desanimarla, enviarle el mensaje de que tal vez debería preparar un plan alternativo», ha explicado. Pero la canción a la que Rebecca puso voz e imagen, 'Friday', editada en marzo, se convirtió en un atajo rapidísimo hacia la popularidad mundial, un éxito sin precedentes en el oscuro mundo de las grabaciones hechas por encargo para satisfacer la vanidad de algún particular. ¿El motivo? En estos tiempos de internet, lo ridículo puede tener más fuerza que lo bueno, y casi todas las críticas coinciden en destacar que 'Friday' es una cumbre histórica de la ineptitud musical: de ella se ha escrito, por ejemplo, que es «la peor canción de todos los tiempos» y que establece «un nuevo nivel para lo malo». Entre risa y risa, el vídeo acumuló 167 millones de reproducciones en YouTube, con una curva ascendente más empinada que las que consigue el mismísimo Justin Bieber.
¿De verdad es tan ridícula? Desde luego, la letra no da para una tesis: 'Friday' cuenta un viernes en la vida de una adolescente, desde el bol de cereales de la mañana hasta el fiestón de la noche, e incluye los inolvidables versos «ayer fue jueves, jueves», «hoy es viernes, viernes», «mañana es sábado y el domingo viene después». Lo peor es que estos hallazgos líricos no son atribuibles a la propia Rebecca, que al fin y al cabo tiene 14 años, sino a un señor adulto de la compañía discográfica contratada por la madre. También fue motivo de mucha diversión el uso a granel del Auto-Tune, una tecnología que corrige la afinación pero da a la voz una absurda consistencia robótica. Y, finalmente, están las imágenes, previsibles y nada espontáneas, que se rodaron en la casa del padre de Rebecca con amigos y parientes como actores y han sido objeto de cientos de parodias. Pero, por mucho que tres millones de personas hiciesen clic en 'no me gusta' hasta batir el récord de rechazo en YouTube, a la canción hay que reconocerle su capacidad asombrosa para parasitar el cerebro: con oírla una sola vez, uno puede tirarse el resto del día canturreando su bobalicón estribillo. Sinceramente, hemos mandado a Eurovisión cosas bastante peores.
El éxito viral desmesurado condujo a nuevos extravíos: de los comentarios hirientes se pasó a las amenazas, y la sonriente Rebecca se convirtió en objetivo de los tarados de la red. «Cuando empecé a recibir correos agresivos, me eché a llorar. Estaba horrorizada, enfadada y triste. Sí, la canción es sencilla, pero ¿merece todo este odio? La gente estaba diciendo que yo debería morirme», ha declarado.
Un blanco fácil
Logró sobreponerse porque, según asegura, no es la primera vez que se siente víctima de hostigamiento: «Fui acosada desde el jardín de infancia. No soy el tipo de chica que hace lo que sea para encajar. Me gusta ser diferente. Me gusta vestirme de colores vivos. Supongo que era un blanco fácil». También recibió apoyos inesperados, no se sabe hasta qué punto sinceros, entre los que figuraban algunas de las personas más importantes en su cosmovisión: 'Friday' se incluyó en la segunda temporada de la serie 'Glee', Justin Bieber y los Jonas Brothers la cantaron en sus conciertos, Lady Gaga llamó a Rebecca «genio» y Katy Perry la reclutó para que apareciera junto a ella en un videoclip.
La adolescente idealista, que solía cantar himnos patrióticos en actos militares y hospitales de veteranos, había alcanzado el estrellato de golpe por una puerta trasera. Pero, en su breve y rara carrera, también ha habido varias decisiones valientes, suyas o de sus padres: al principio ordenó mantener el vídeo colgado pese a la mofa planetaria, pero después lo retiró de YouTube porque la compañía pretendía cobrar por verlo. Y, lo más importante, la madre prefirió abonar la tarifa de 4.000 dólares en lugar de la más barata, de 2.000, porque el gasto extra le permitía quedarse con los derechos de la canción. Ahora, toca dar el siguiente paso: mañana, Rebecca Black desvelará su segundo sencillo, 'My Moment', en cuya composición ha participado uno de los colaboradores de Justin Bieber. «La letra será un poco más exigente», ha anunciado con guasa la chica. Pero el mundo, secretamente, espera que sea capaz de superarse... para mal.
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